Muface

MUFACE y la ministra de Sanidad

Como todo el mundo sabe (en España), MUFACE es la mutualidad de los funcionarios, y desde hace muchas décadas por esta vía se ha ofrecido a estos atención sanitaria concertada con entidades privadas. Hoy, en torno a millón y medio de beneficiarios de esa atención gestionada por entidades de seguro privadas desconocemos cuál va a ser el futuro inmediato de nuestra salud, dado que el primer concurso abierto quedó desierto por incomparecencia de entidades dispuestas a prestar el servicio en las condiciones ofrecidas por el Gobierno, y el segundo, prorrogado y a punto de vencer, lleva el mismo camino si no se logra resolver a última hora. El panorama es totalmente incierto para una ingente cantidad de personas que contribuye, como todos los demás ciudadanos, a pagar con sus impuestos los servicios públicos. Ya hay citas médicas que no se sabe si podrán ser atendidas porque en pocos meses, incluso considerando posibles prórrogas obligatorias de la actual situación, todo puede ser muy diferente. Reina el caos.

 

Por supuesto, es susceptible de debate si es el modelo más adecuado para los funcionarios, o incluso si se justifica o todos deberíamos pasar a la Seguridad Social. Pero aun admitiendo -a efectos meramente argumentativos- que así fuera, lo que cualquier persona con sentido común puede comprender es que esta no sería, bajo ningún concepto, la forma de hacerlo. Un cambio de un modelo tan sumamente arraigado y consolidado requeriría procesos de transición amplios y complejos, y no planificarlo de este modo pondría en riesgo no solo la salud de los mutualistas, sino la de todos los ciudadanos, pues no parece que las listas de espera en la Seguridad Social aguanten la entrada de millón y medio de personas de un día para otro. En este contexto, el Gobierno debe hacer todos los esfuerzos por salvar la convocatoria o hacer una oferta que permita mantener la situación actual un período más de tiempo. Si no lo logra, la responsabilidad es sin duda del Gobierno. Es inadmisible y gravísimamente irresponsable es que la ministra de Sanidad se descuelgue con declaraciones que, en primer lugar, echan toda la culpa a las entidades privadas (la ministra dice que ahora “no les interesa” atender a los mutualistas porque los asegurados privados han pasado de 8 a 12 millones; quizá debería preguntarse qué calidad tiene la sanidad pública para que esté sucediendo eso); y en segundo lugar, trate de tranquilizar a todos los funcionarios con frases como “la sanidad pública que yo quiero para los españoles la quiero también para los funcionarios” (deduzco pues que los funcionarios no somos españoles, pero sobre todo, me temo que, lamentablemente, la sanidad pública que tenemos no es, ni de lejos, la que ella quiere ni la que queremos todos.

Fuente de la imagen: https://www.eleconomista.es