La toga de don Sergio

Creo que tengo cabalmente informados a mis lectores del curso de posgrado en justicia constitucional que cada año celebramos el mes de julio en nuestra Facultad de Ciencias Jurídicas de Toledo. Y también, en su día, escribí en este lugar sobre Sergio García Ramírez (para mí siempre don Sergio, aunque él insistía mucho en que le tutease), quien fue durante muchos años profesor de este programa. Este año, con motivo de este curso, hemos rendido un homenaje especial a este insigne jurista mexicano. No debería decir homenaje, porque él dejó escrito que no quería ningún homenaje, pero entonces diría algo así como “reconocimiento” y no dejaría se ser un sinónimo, y en parte un eufemismo. Es verdad que hay en el acto gratitud (segunda acepción de reconocimiento), pero sobre todo fue un acto celebrado en su honor (primera acepción de homenaje), así que tampoco seguiré en esto la indicación de don Sergio, pero es todo con el objetivo de ubicar su figura y su obra en el lugar que merece. Para los no juristas, baste decir que fue uno de los mejores de toda una época, destacando entre los juristas iberoamericanos y del mundo, y dejando entre sus muchas huellas una institución de la cual se seguirá hablando durante jucho tiempo en América y en Europa, como es el control de convencionalidad.

El caso es que con el objetivo recién apuntado, y gracias a la mediación decisiva de Luis Arroyo Zapatero -nuestro rector honorario-, y a la participación de la viuda de don Sergio (doña Carmen Vallés) y al oportuno apoyo de nuestra decana Alicia Valmaña, y del también insigne jurista mexicano y ex presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos Eduardo Ferrer Mac-Gregor, pudimos llevar a cabo ese acto que yo creo que también dejará huella, no solo por la grabación que ya puede verse en http://bit.ly/4maCcqI, sino muy especialmente por los objetos que la viuda donó a nuestra Universidad, entre los que hay que destacar la toga que don Sergio usó como presidente de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos. Una toga que quedará de forma permanente en nuestra Facultad de Toledo, simbolizando de algún modo esa institución del control de convencionalidad, nacida bajo su presidencia en América, pero que hoy es objeto de estudio y de aplicación efectiva en Europa, y en España hasta el Tribunal Constitucional dispuso en 2018 que esta práctica debe ser llevada a cabo, cuando proceda, por todos los jueces y tribunales integrantes de nuestro poder judicial. Paseando hoy por la Facultad, ya casi vacía, volví a contemplar la urna con la toga y pensé que desde el inicio del próximo curso nuestra misión será que los miles y miles de alumnos, europeos e iberoamericanos, entiendan lo mucho que significa, para nuestro derecho, para nuestra doctrina y para nuestra Facultad, esa orla.