Cinco años después

Creo que fue hace cinco años -o algo más- cuando dediqué mi “miradero” al parque Puy du Fou, que en aquel momento estaba arrancando y solo ofrecía básicamente el espectáculo “El sueño de Toledo”. Muchos criticaban entonces los más variados aspectos, desconfiaban de su éxito o de lo que pudiera aportar a Toledo, o cuestionaban (¡cómo no!) el que tal vez el parque reportase beneficio a una empresa. Años después, vemos como muchas personas de todos los lugares de España (y del extranjero) visitan cada año el parque, que se ofrece en muchas agencias de viajes como un complemento a la visita a nuestra ciudad, aunque a veces parecería incluso que es la ciudad la que se ofrece como complemento al parque (Puy du Fou + Toledo). Los beneficios que el parque ha aportado a la ciudad son incuestionables, y aunque por supuesto nada puede compararse con disfrutar de Toledo -si puede ser durante varios días, mucho mejor- el aliciente adicional que aporta el parque es incuestionable.

Así las cosas, después de más de cinco años y una pandemia mundial, motivado en parte por el hecho de que cada vez más personas de diversos rincones de nuestra geografía me recomendaban ampliamente el parque de mi propia ciudad, he vuelto a Puy du Fou con un pase de día completo más el espectáculo “El sueño de Toledo”. Aquella instalación incipiente se ha convertido en un gran parque lleno de espectáculos y atracciones, cada cual más sorprendente que el anterior, siempre interesantes, siempre profesionales, siempre amenos e instructivos. Soy de la opinión (y ya lo escribí en aquel “Miradero”) de que para aprender historia nada mejor que los libros y los museos, pero la verdad es que yo no he ido a Puy du Fou a aprender historia de España ni leyendas de Toledo… sino a vivirlas. Y desde esta perspectiva, no se me ocurre una experiencia más adecuada ni más “inmersiva”. Porque -por poner un ejemplo- uno puede leer sobre la conversión de Recaredo o disfrutar del famoso cuadro, pero diferente es estar allí, en aquel momento, y formar parte de esa escena, o compartir duelos de capa y espada con Lope de Vega, o trasladarse a un poblado islámico y visitar a Abderramán III, o… viajar desde Sevilla a la isla de Guanahaní en la Santa María o… no quiero hacer demasiado “spoiler”, como ahora se suele decir. Por lo demás, otras personas también podrán aprovechar esta experiencia para conocer algo más de nuestra historia y de nuestras leyendas, pero repito que no creo que sea este el objetivo del parque, sino más bien el de transmitir y fomentar un sentimiento de identidad: española, castellana y toledana. Y aunque parte de esta identidad se forjase en la guerra de la Independencia frente a Francia y la empresa que nos fomenta ese sentimiento sea francesa… ¡bienvenido sea!