Montañas del quebrantahuesos
Hay algunos animales con injusta mala fama, hasta el punto de que su nombre se utiliza muchas veces en sentido figurado para expresar los más variados vicios o defectos. Los ejemplos serían muy numerosos (rata, cerdo, burro…), pero yo no voy a pedir aquí que hablemos de otro modo para no ofender, sino simplemente que nos fijemos en lo que aportan al medio ambiente algunas especies. Tal es el caso, indudablemente, de los buitres, esenciales para el equilibrio del ecosistema. Una especie de buitre, cuyo hábitat natural son las montañas, es el quebrantahuesos, y durante algún tiempo las “montañas del quebrantahuesos” fueron varios de los sistemas montañosos de la Península Ibérica, hasta que se extinguió en casi todos ellos, excepto en una zona del Pirineo aragonés. En realidad, hoy sigue en toda Europa en peligro de extinción. En algunas zonas como los Picos de Europa, parece que su extinción, que tuvo lugar hace cinco o seis décadas, se produjo a causa de los venenos que algunos ganaderos utilizaban para acabar con los lobos, que a través de la cadena alimenticia llegaban a estos buitres.
Desde hace algunos años se están haciendo esfuerzos para reintroducir al quebrantahuesos en algunos lugares que habitó durante milenios, como es el caso de los Picos de Europa. Gracias a los esfuerzos de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, esta reintroducción está más cerca de ser una realidad. Además, esta Fundación ofrece también visitas guiadas que permiten no solo ver la preciosa silueta de esta ave recortada sobre el cielo de los Picos, sino aprender y entender mil detalles de la vida de estas rapaces, y de la complejidad del proyecto para reintroducirlas en los Picos. Para empezar, hay que luchar contra la “filopatria”, tendencia de estas aves a volver al lugar de su infancia, y que les haría regresar a los Pirineos. Luego, alimentarlas utilizando señuelos, para evitar que tomen confianza con los humanos, que sería peligrosa para ellas. Y luego, lograr que tengan éxito en la crianza, afrontando todo tipo de riesgos, desde los rigores del invierno hasta su posible torpeza para construir el nido, ya que su aprendizaje no ha sido totalmente natural… Y aunque estas aves suelen ser monógamas, el fracaso en la crianza puede ocasionar una “crisis de pareja”. En fin, aprender todo esto de la mano de un guía tan experto y entusiasta como Javier Alonso, al tiempo que se conoce personalmente a Atilano, Niebla o Sol (porque cada uno tiene su nombre) en el privilegiado entorno de los lagos de Covadonga, es sin duda una maravillosa experiencia. Que puede terminar con la visita al interesante centro de interpretación “Montañas del Quebrantahuesos” en Benia de Onís. Sin duda recomendable.