Wamba y Recesvinto
Toledo es Historia, y en cierto modo “vive de la Historia”, pero eso no significa olvidar el presente y trabajar por el futuro, sino todo lo contrario. En esta línea, el recuerdo de algunos acontecimientos históricos puede ser el “pretexto” ideal para revitalizar la vida cultural de la ciudad, darla a conocer y organizar eventos que ayuden a su difusión. En los últimos años hemos tenido algún magnífico ejemplo de ello, como el llamado “año Greco”, y otros que yo creo que podrían haber sido más de lo que finalmente fueron, como el quinto centenario de las comunidades de Castilla. Recientemente parece que, por diversas vías, se trata de dar protagonismo a nuestro pasado visigodo. Ninguna ciudad como Toledo puede estar más vinculada al reino visigodo y a todo lo que este aportó a nuestra cultura. Tenemos el Museo de los Concilios y de la Cultura Visigoda, que no sé si alcanza la difusión que podría; y desde hace años permanecen en una especie de “limbo” las excavaciones de la Vega Baja en las que se han encontrado vestigios importantes de la ciudad visigoda, en un lugar inicialmente destinado al desarrollo urbanístico de la ciudad. Lo peor es que la cosa parece haberse quedado “en tierra de nadie”, de manera que esas excavaciones no han alcanzado para abrir al público un yacimiento de interés, pero tampoco pueden ignorarse para dedicar ese lugar en el corazón de la ciudad a los fines a los que se pensaba inicialmente destinar. En esta misma línea, parece que el actual consistorio tiene el proyecto de, aprovechando la remodelación de la Vega y el proyecto de capitalidad europea, dar a la ciudad una “entrada imperial” trasladando al paseo de la Vega todas las estatuas hoy diseminadas de los reyes visigodos.
En este contexto, parece interesante la iniciativa que presentaban estos días dos conocidos toledanos, uno de los cuales fue alcalde de la ciudad, como con Jorge Miranda y Joaquín Sánchez Garrido. Se trata de dar un “funeral de Estado” a los reyes Recesvinto y Wamba, que desde hace 179 años yacen en una urna en la capilla mozárabe de la catedral, hasta donde llegaron desde la hoy desparecida cripta de Santa Leocadia. Los proponentes piensan que estos dos reyes capitales en nuestra historia merecen un enterramiento adecuado, con la presencia de los actuales monarcas. A alguien podría parecerle que la idea es algo superflua, o como ahora dicen algunos, “una fricada”. Pero yo creo que es una iniciativa plausible que, en el más amplio contexto que he tratado de describir líneas arriba, puede servir para potenciar y dar realce a ese vínculo con la cultura visigoda, tan toledana, y más ampliamente a nuestra actividad cultural. Las instituciones deberían implicarse en esta iniciativa, que yo apoyo públicamente por esta vía.
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