Sotres y un soneto a los Picos
Cada año, tras la entrega de los premios Princesa de Asturias, los reyes o la propia princesa se trasladan a entregar el premio al Pueblo Ejemplar de Asturias. Este año el galardón de a correspondido a Sotres, precioso pueblo del concejo de Cabrales, en plenos Picos de Europa, desde el que parten algunas de las más interesantes rutas por el macizo central, como la que llega a la base del Picu Urriellu por Pandébano, o la que discurre entre los macizo central y oriental para llegar a Espinama, ya en Cantabria. Me parece muy merecido este galardón, que es el segundo que va al concejo de Cabrales después del recibido por Asiegu. La princesa de Asturias ya ha felicitado a los habitantes de Sotres, lugar al que acudirá este fin de semana. Y creo que en cierto modo sirve al tiempo para reconocer la hermosura del lugar y el mérito que tiene hoy la vida en este macizo único, tan duro y abrupto y tan cerca del mar, y del que forman parte pueblos de tres comunidades autónomas. Tan enamorado soy de los Picos de Europa que, después de haber citado tantas veces el insuperable epitafio de don Pedro Pidal y Bernaldo de Quirós, hoy no se me ocurre mejor forma de homenaje que el de escribirles este soneto que es lo que da de sí mi escaso talento para estas cosas, pero está escrito desde el corazón.
Mons vindium que te alzas sobre el mar /
mole caliza enorme e imponente/
tu fuerza de atracción es tan potente /
que el marinero te busca al regresar.
Te contemplo y solo te sé amar
en tu nombre se alberga un continente
tu presencia me hace más valiente
y tu Santina siempre me ha de guiar.
Caín, Potes, Covadonga, Arenas,
Sotres y Bulnes, el Picu en la altura;
componiendo las más bellas escenas.
Un mar de nubes realza tu hermosura
y tu espíritu corre por mis venas
porque tu misma historia es mi cultura.