Reparar la fractura
Escribo esto cuando nada se sabe del resultado de las elecciones en Cataluña, pero la mayoría de los lectores lo leerán cuando esos resultados sean ya conocidos. Solo puedo decir lo que tendría que suceder, sean cuales fueren esos resultados. No quiero que esto parezca una carta a los Reyes Magos, pero sería muy bueno que, pase lo que pase, se asumieran algunas cuestiones que creo que la experiencia ha demostrado imprescindibles. Primero, que todo se puede defender, proponer y perseguir en democracia, y que nuestro sistema da vías para ello. Segundo, que el cumplimiento de la ley es innegociable. Las “vías unilaterales” conducen solo al abismo y a la autodestrucción. El poder judicial tiene que actuar, con independencia de los otros dos. Quien infringe de forma consciente y voluntaria la ley, debe responder por ello en un Estado de Derecho. Tercero, que hay que reconocer que hay un problema, en Cataluña, y en España, y que probablemente algunas reformas pueden contribuir a afrontarlo. La reforma constitucional no es la panacea, pero puede ayudar a que mejoren muchas situaciones que cabría mejorar. No como forma de cesión a ningún chantaje, sino como vía para buscar un nuevo acuerdo, corrigiendo algunos aspectos de nuestro modelo, aunque desde luego respetando la axiología fundamental que nuestra norma suprema reconoce.
Y cuarto, y probablemente lo más importante: hay que reparar las fracturas generadas por la intolerancia y la radicalización. No solo la fractura política, sino sobre todo la fractura social. Son ya muchos los testimonios de personas que viven en Cataluña que nos hablan de amigos, incluso de familiares, cuyas relaciones han cesado o se han tensado hasta el extremo por diferencias políticas. Es mucho más lo que nos une que lo que nos separa, y siempre conviene buscar un proyecto común. Con independencia de los resultados concretos de las elecciones, los datos apuntan a que la polarización y la división casi por mitades en la sociedad catalana va a seguir siendo una constante política. Nadie puede pretender hablar en nombre de todos los catalanes, y se cual sea el próximo gobierno, nadie debería gobernar jamás ignorando a la mitad. Ya que estas fechas son propicias para la paz, todos deberían buscar esa reconciliación social. Yo brindaré con cava catalán por la superación de esa fractura en ese lugar maravilloso llamado Cataluña, y por el entendimiento y la paz entre todos los españoles. Feliz Navidad.
fuente de la imagen: http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2017/11/10/catalunya-rabia-visceral-o-paz-oracion-y-dialogo-iglesia-religion-dios-jesus-papa-catalunya-espana.shtml