Liébana
Indudablemente, es una de las comarcas con más encanto de España. Un auténtico paraíso al pie de los Picos de Europa, compuesto por cuatro valles que confluyen en la preciosa localidad de Potes, capital incuestionable de la comarca. A pesar de estar muy cerca del mar y de la montaña, goza de un privilegiado microclima, más seco que el de la costa, más cálido que el de la montaña. Ello es así porque se trata en realidad de una “olla” que, al menos en el centro de los valles, tiene muy baja altitud (Potes está a 291 m.s.n.m.). En verano en Potes puede llegar a hacer calor, en invierno la temperatura es mucho más suave que en otros lugares de la cordillera. En algunas localidades de la costa cántabra dicen un tanto exageradamente que “Potes es Castilla”, aunque desde luego si uno llega desde Castilla notará de inmediato mucha mayor suavidad en el clima. En cualquier caso, ya sea llegando desde Castilla, desde León (Riaño) o desde la costa, la Liébana siempre encanta al visitante, y desde luego la atractiva villa que es su capital, no solo por el impresionante encanto natural de su entorno, sino por su gran valor histórico-artístico. Claro que la Liébana es mucho más que Potes, ya que todos sus valles están poblados por preciosas poblaciones, pequeñas y recónditas, pero que nos dan idea de la importancia histórica de la comarca al menos desde la Edad Media, sobre todo por la importancia de Santo Toribio y sus “beatos”. Hoy este lugar, que alberga según la tradición el pedazo más amplio que se conserva de la Cruz de Cristo, es punto de llegada de una importante peregrinación, pero a ello me referiré monográficamente en otra ocasión.
Por lo demás, su singular emplazamiento geográfico es causa también de su atractivo natural y gastronómico. La naturaleza es apabullante, y ya la angosta y espectacular garganta de La Hermida, que nos conduce a la comarca, nos proporciona algunas posibilidades únicas, desde la impresionante subida a Tresviso, a la contemplación de los buitres, o el baño en aguas termales. También podemos subir a un teleférico o ir a dormir al refugio de Cabaña Verónica, a poca distancia del mítico Naranjo de Bulnes. De la gastronomía se puede recomendar de todo, desde el contundente cocido lebaniego, al lechal, o sus variedades de quesos y “quesucos”. Todo ello sin olvidar su afamado orujo, porque esta es tierra de uvas, que también generan el singular vino “Tostadillo”. Si alguna vez me pierdo y no me encuentran… tal vez pueden buscarme en Liébana.
Apéndice para juristas
Además de todo lo dicho, no puedo dejar de destacar que esta comarca ha sido cuna de dos importantes juristas contemporáneos. En primer lugar, Eduardo García de Enterría, ya fallecido, que además de ser autor de obras imprescindibles en nuestro Derecho Administrativo (y también, sin duda, en el Derecho Constitucional) escribió un precioso libro titulado “Liébana. Un lugar para volver” publicado por la Editorial Estudio de Santander, e ilustrado con maravillosas fotografías de la comarca. Y también Luis Prieto Sanchís, el gran filósofo del Derecho, aunque también con relevamntes publicaciones vinculadas al Derecho Constitucional, que fue primero mi maestro y luego muchos años mi compañero en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de Toledo, y que afortunadamente sigue realizando contribuciones relevantes a la Ciencia Jurídica.