La sociedad de la nieve
A veces resulta difícil pensar que puede hacerse algo nuevo, diferente y atractivo contando una historia de sobra conocida, que ya ha sido objeto de difusión por diversas vías. Tal podría imaginarse respecto a la ya universalmente conocida como tragedia de los Andes, aquel grave accidente aéreo que tuvo lugar en 1972 y que dejó a un grupo de personas, en su mayoría jugadores de un equipo de rugby y familiares, durante muchos días abandonados en mitad de la nieve. Sobre esa situación, además de multitud de testimonios, se escribió el libro “¡Viven!” en 1974, y se realizó la película homónima en 1993, bajo la dirección de Frank Marshall. No obstante lo anterior, “La sociedad de la nieve”, gran triunfadora de los premios Goya en la presente edición, bajo la dirección de José Antonio Bayona, logra revivir aquellos acontecimientos mediante un producto original, innovador y muy valioso. Desde luego, aunque la historia sea ampliamente conocida, no puede dejar de señalarse que se trata sin duda de algo muy “potente”, que bien empleado siempre puede ser un activo. Un grupo de personas luchan por su supervivencia durante semanas, perdidos en las alturas y las nieves de los Andes y sin saber qué hacer ni cuál puede ser su destino inmediato; paradójicamente viven un estado de necesidad que justifica la alteración de ciertas reglas o pautas morales habituales (por ejemplo, la prohibición de la antropofagia), pero al mismo tiempo que luchan por su supervivencia individual, se genera una profunda solidaridad que les permite apoyarse mutuamente y trabajar también conjuntamente para la supervivencia del mayor número de personas. Sin duda es una situación extrema, y es sabido (multitud de libros y testimonios así lo reflejan) que en la alta montaña en esas situaciones de necesidad rigen otras reglas, en las que salvar la propia vida puede llegar a implicar el abandono de alguien, pero nunca su olvido. Aun así, el ejemplo de supervivencia y solidaridad de aquel colectivo sigue resultando impresionante.
Con todo, solo este factor no habría sido suficiente ya para un largometraje exitoso y sugerente. Como he apuntado, encontramos aspectos novedosos en la cinta de Bayona, comenzando por su preocupación incuestionable por el realismo de todo lo que se describe. También la propia selección de actores, acaso no muy conocidos, pero sí perfectamente implicados en narrar una historia veraz y creíble, ofreciendo una verdadera obra coral. Las localizaciones y todo lo relativo a la realización se complementan con lo anterior para dar como resultado una película totalmente recomendable, con un título que finalmente creo muy atinado. No se la pierdan, y tampoco el documental del making off.