Hevia
Habitualmente he dedicado los artículos de esta serie a canciones de mi infancia y juventud. Y es que aquello que nos gustó o llamó la atención en los primeros años de nuestra vida, nos marca probablemente para siempre. En este caso, en cambio, me refiero a un autor cuyo primer disco es de 1991, y su primer gran éxito, por el que casi todos le conocimos (“Tierra de nadie”) data de 1998. Pero no por ello la música de Hevia ha dejado de ser “música de mi vida”, porque representa mejor que nadie lo que significa innovar respetando la tradición. Cualquier asturiano se cría acostumbrado a escuchar las gaitas en todo tipo de eventos y fiestas, aunque no todos la tocan desde los 7 años. Hasta ahí, José Ángel Hevia Velasco podría haber sido “simplemente” un gran gaitero. Pero una cosa es eso, y otra muy diferente inventar un instrumento llamado gaita electrónica, y a partir de ahí revolucionar la tradicional música gaitera, partiendo en muchas ocasiones, de canciones o melodías tradicionales, pero transformándolas para darles un estilo y un toque radicalmente original, innovador, absolutamente híbrido, e incuestionablemente rompedor. Eso solo está al alcance de los genios. Y, por supuesto, como toda obra genial, los primeros discos de Hevia fueron objeto de debate o controversia, su estilo fue cuestionado por los más puristas, tuvo sus detractores y sus partidarios… Como todo es opinable, diré que a mí siempre me pareció fabuloso y extraordinario, y que sin duda ha contribuido enormemente a la difusión y el interés por la gaita y por algunas canciones tradicionales asturianas.
Es imposible aquí hacer una selección de sus mejores canciones. Del excelente disco antes mencionado, aunque parece imposible destacar solo una me decanto por el gran éxito Busindre Reel, canción absolutamente dinámica y casi totalmente instrumental, aunque, entre ese ritmo gaitero casi “pop” se puede escuchar a la señora cantando “Tu non vuelvas máaas a mio casa faciendo ruiu con les madreñes”. Este gran defensor de la lengua y la cultura asturiana ha seguido creando sus particulares versiones de canciones tradicionales asturianas en discos posteriores como “Al otru llau” (2003), pero al tiempo ha ido evolucionando hasta el reciente “Al son del indianu” (2018) en el que vuelve a innovar y resultar rompedor, aplicando su gaita eléctrica a ritmos tan latinos como la bachata, el bolero o incluso el tango, en un particular y precioso reconocimiento a los asturianos que emigraron a América a ganarse la vida y de vuelta dejaron su huella a orillas del Cantábrico; un trabajo construido con esa mixtura de elementos (en este caso, Asturias e Iberoamérica, tradición e innovación) que Hevia maneja mejor que nadie.
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