Elogio del queso manchego

Elogio del queso manchego

El queso y el vino son dos antiguos inventos humanos que no hemos logrado superar en milenios, aunque hemos ido perfeccionado poco a poco. En La Mancha, un poco por condiciones naturales (que algo bueno tenía que tener este clima continental extremo), y no quiero presumir, pero digo yo que otro poco por ciencia basada en la contrastación empírica, no se nos da mal ninguno de los dos. Tampoco se nos da mal luchar contra molinos que creemos gigantes, “desfacer entuertos” (y a veces crearlos), comportarnos como nobles caballeros aunque los demás lo vean ridículo, e incluso ver nuestras sin pares Dulcineas donde los demás solo ven a una moza de pueblo (lo digo a título de muestra ejemplificativa que, mutatis mutandis, puede aplicarse a las manchegas que se comportan como damas y se enamoran de lo que ven como hermoso caballero, o de otra sin par dama, o lo que cada uno quiera poner, no vayan a acusarme de sexista por inspirarme en nuestra literatura más universal…). Pero si solo hiciéramos eso, nos faltaría la mitad de nuestro ser. También sabemos llamar al pan, pan, y al vino, vino, y por supuesto degustar vino, y pan… acompañados del queso manchego, que es, como todo manchego sabe, el mejor queso del mundo (dicho sea con permiso de mi parte asturiana).

El caso es que el queso manchego parece ser un obstáculo en las negociaciones del nuevo Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y México. Ello porque (al igual que otros productos con denominación de origen), se encuentran en el país norteamericano quesos que reciben ese mismo nombre, aunque no proceden de La Mancha, y la Unión Europea exige que la denominación de origen se reserve exclusivamente para el producto originariamente europeo. Como sabemos, incluso en otras zonas de España que producen quesos similares, han tenido que buscar otra denominación. Digo yo que las negociaciones llegarán a buen puerto, no solo porque españoles y mexicanos siempre nos hemos entendido bien, sino porque no creo que sea tan difícil encontrar una fórmula alternativa como “queso tipo manchego” o “queso estilo manchego”, reservando la denominación genuina para el realmente producido aquí. Si la cosa se enquista, sugiero a los negociadores dejar de lado a don Quijote y resolverlo a lo Sancho Panza con una comida manchego-mexicana, empezando con una botana con un buen tequila o mezcal, y pasando luego a un buen caldo de La Mancha, para acompañar, desde luego, a todos los quesos que quieran probar… y comparar.

Fuente de la imagen: http://www.quesomanchego.es/queso-manchego