Cangas-de-Onís 718

Cangas de Onís 718

Aunque las fuentes todavía oscilan a la hora de fijar la fecha de la batalla de Covadonga, entre 718 y 722, y parece más extendida la tesis de este último año, defendida ya por Sánchez Albornoz, es seguro que en 718, hace ahora 1300 años, los dirigentes astures, reunidos en Cangas de Onís bajo el liderazgo de Pelayo, decidieron rebelarse contra el gobernador bereber de Gijón, iniciando algunas acciones que intentaron sofocar los islámicos, y que concluirían en esa famosa batalla, que dio origen al reino de Asturias, y con él al largo período de la reconquista en toda la península. Muchos aspectos de la batalla aparecen envueltos en la duda y en la leyenda, y además parece que pronto las fuentes cristianas multiplicaron las cifras de las fuerzas islámicas (resulta imposible la cifra de 187.000 que aparece en las crónicas de Alfonso III); pero se puede dar por cierto tanto el hecho en sí de la batalla, como los cristianos que resultaron vencedores eran muy inferiores en número a los atacantes (Pelayo no contaba con muchos más de 300 hombres, una gran parte de los cuales murieron). Desde luego, la complejidad orográfica del lugar en el que se logró situar la batalla fue un factor clave para esa victoria, aunque la tradición cristiana ha invocado a veces la ayuda de la Virgen.

Con independencia de los detalles de los concretos hechos que van desde la rebelión de Pelayo hasta la victoria cristiana en Covadonga, la trascendencia de esta es inmensa. Sin ella, toda nuestra historia sería diferente. A partir de ella, se van a forjar algunas características definitorias de nuestra identidad. Una identidad que no es, desde luego, exclusivamente cristiana, sino esencialmente mixta. El elemento islámico, el judío y el cristiano marcaron durante los siguientes siete siglos, y ya para siempre, la esencia de todos los pueblos ibéricos. Aunque los reinos de la Corona de Aragón tuvieron su propio origen, este se encuentra en hechos similares y posteriores. España y Portugal son los únicos Estados de Europa Occidental con un importante pasado islámico, y con siglos de convivencia (aunque no siempre pacífica) entre religiones y culturas. No somos mejores ni peores, pero sí tenemos una especial riqueza cultural e histórica. Y su origen está en el período que va entre Guadalete y Covadonga. Hay que conmemorar estos hechos, huyendo por supuesto de cualquier falsa e infundada exaltación supremacista, pero también de cualquier complejo. Simplemente, asumiendo que nos ayudan a entendernos y valorar lo que tenemos en común.

Fuentes de las fotografías:

http://www.detectivesdelahistoria.es/la-leyenda-de-don-pelayo-y-la-batalla-de-covadonga/

https://www.escapadarural.com/blog/imprescindibles-de-cangas-de-onis/