Si la imagen más extendida de las ciudades nórdicas transmite las notas de limpieza, orden, organización, frialdad, indiferencia o incluso cierto aburrimiento, Estocolmo sólo a medias encajaría en esta imagen. Las tres primeras ideas le cuadran bastante bien, pues como casi todas las capitales nórdicas se muestra muy cuidada y “bien pensada” para la comodidad. Pero las tres siguientes requerirían importantes matices. Desde el punto de vista meramente climatológico –para qué engañarse- Estocolmo es una ciudad fría. Para los visitantes procedentes del sur de Europa, se nos hace fría incluso en verano, y sólo durante unos pocos días la temperatura de podría definir como agradable. Pero el ambiente urbano y social, al menos en verano, es cualquier cosa menos frío. La ciudad nos ofrece numerosas alternativas culturales y de ocio, y al menos en los soleados días del verano se muestra concurrida y animada (aunque no hay que dejar de tener en cuenta que los fines de semana o días festivos muchos habitantes abandonan la ciudad para ir a su segunda residencia en alguna de las numerosas islas próximas). Según mi particular impresión, entre las nórdicas sólo Copenhague se muestra más animada en verano… pero eso ya no es Escandinavia.

 

Con estas premisas, hay mucho por ver y hacer en Estocolmo: se puede disfrutar del coqueto centro de la ciudad; visitar el famoso Ayuntamiento, los palacios reales y ver el singular y animado cambio de guardia (puede incluir música de Abba); pasar de isla a isla por los mil y un puentes de Estocolmo; acudir a cualquiera de sus numerosos museos (no hay que perderse el Vasamuseet, que incluye un auténtico buque de guerra de 1628, en su día uno de los más potentes del mundo, que se hundió en las proximidades de la ciudad y no fue recuperado hasta 1961). Pero en mi recuerdo Estocolmo siempre estará unida a la envolvente y cálida luz de un romántico atardecer veraniego en el que abandonaba la ciudad en un barco que realizaba un recorrido entre las miles de islas e islotes que componen este archipiélago, el más numeroso del mundo.