Muchas ciudades tienen ríos recorridos por barcos turísticos, pero ninguno puede ser tan romántico como un paseo en bateau mouche en París, siempre con la compañía adecuada. En muchos lugares puede darse un agradable paseo por la ribera de un río, pero un recorrido por las orillas del Sena, con sus edificios grandiosos y sus pequeños y encantadores puestos y librerías, no tiene parangón. Cualquier gran ciudad tiene su avenida famosa y elegante, hay algunas incluso más largas o anchas, pero pocas podrán compararse a los Campos Elíseos en carácter e identidad. Hay muchos lugares en el mundo donde uno puede echarse en el césped y olvidarse de todo, pero yo no elegiría uno distinto a Trocadero. Hay varios museos de primerísima magnitud en Europa, mas decir “Louvre” es pronunciar palabras mayores en materia museística. Existen muchos barrios y zonas bohemias en las grandes capitales europeas, sin embargo el barrio latino de París se diferencia y destaca sobre todos ellos; y como barrio de artistas, ninguno en el mundo se atrevería a competir con Montmartre. La mayoría de las capitales tienen un mirador excepcional desde el que divisar una panorámica extraordinaria y general, pero ninguna emoción podría compararse con la que se experimenta disfrutando la ciudad del Sena, preferiblemente de noche, desde la Torre Montparnasse. En fin, casi todas las ciudades tienen una torre interesante y atractiva, pero ¿alguna podría compararse a la torre Eiffel?

Si hay una ciudad elegante en el mundo, ésa es París. Si existe una ciudad romántica, París la supera. Si buscamos una ciudad con estilo, ninguna como la capital francesa. Si queremos una ciudad hermosa y cuidada, será muy difícil encontrar una que compita con la ciudad del Sena. No puedo ni quiero ser neutral con París, pues al igual que no se puede ser imparcial con la persona amada, tampoco se puede comparar con las demás a la ciudad favorita. Ésta queda “fuera de concurso” en todas las categorías. Otras ciudades son bellas, románticas, elegantes, lujosas, modernas o agradables, pero sólo uno es el nombre de la ciudad perfecta, y éste es, desde luego, París.